P. ¿Por qué solo pueden recibir la Eucaristía quienes están en plena comunión con la Iglesia Católica?

R. Esta es una muy buena pregunta porque, en nuestra cultura actual, negar a alguien la Comunión podría parecer algo antisocial o francamente descortés. Como preámbulo: cualquier respuesta a esta pregunta debe tener en cuenta la sabiduría del Papa Francisco en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium. La Eucaristía, dice, “no es un premio para los perfectos, sino una poderosa medicina y alimento para los débiles”.

En mi experiencia como pastor y como ser humano, creo que lo que dijo el Papa Francisco es cierto. Si estuviéramos sin pecado, no necesitaríamos a Jesús, y mucho menos su presencia plena en el Santísimo Sacramento. Entonces, ¿por qué algunos son bienvenidos a recibir la Comunión y a otros se les indica que reciban una bendición en su lugar?

La razón básica proviene de la propia palabra “comunión”. La palabra misma implica que el que recibe el sacramento está en comunión con el Cuerpo de Cristo, la Iglesia. Esto se debe a que creemos que Jesús está plenamente presente en la Eucaristía: cuerpo, sangre, alma y divinidad. Lleva tiempo entender lo que esto significa para nosotros como individuos, como parte de una comunidad, y por qué la Eucaristía es la fuente y cumbre de la vida cristiana.

Cuando decimos “Amén”, estamos de acuerdo con lo que la Iglesia enseña, profesa y cree. Esto tiene implicaciones en nuestra forma de vivir. De hecho, fue la práctica desde los primeros siglos, y sigue siendo hasta el día de hoy, que los catecúmenos pasen tiempo suficiente preparándose para su entrada en la Iglesia Católica antes de recibir los sacramentos de iniciación: el bautismo, la confirmación y la Eucaristía. A modo de analogía: al igual que se necesita tiempo para entender las leyes y la cultura de Estados Unidos antes de ser recibido como ciudadano estadunidense, se necesita tiempo antes de que uno esté listo para ser completamente iniciado en la Iglesia Católica. Dicho esto, cualquiera que venga a la iglesia debe ser recibido con los brazos abiertos. Se le debe permitir participar en nuestro culto según corresponda y en la vida de la comunidad. Deberían ser celebrados, no desanimados.

El otro requisito para recibir la Sagrada Comunión es estar en gracia. Esto significa estar libre de pecados graves, a los que nos referimos como pecados mortales. Muchos no saben que la Eucaristía tiene el poder de perdonar pecados menos graves, a los que nos referimos como pecados veniales. Para ellos, la Eucaristía es la medicina que necesitan y a que el Santo Padre nos anima. Sin embargo, por su naturaleza, el pecado mortal nos aleja de la plena comunión y, por tanto, de comulgar en la Misa por un tiempo. Alabado sea Dios por el sacramento de la reconciliación que nos ofrece la gracia del perdón, restaurando nuestro lugar en el Cuerpo de Cristo para recibir la santa Comunión de nuevo como creyentes que están en comunión con la Iglesia una, santa, católica y apostólica.

Ojalá tuviera más espacio para escribir, pero espero que esto ofrezca alguna idea de esta muy buena pregunta.

El Obispo Frank Schuster es obispo auxiliar de Seattle, tambíen nombrado obispo regional sirviendo al sur de la arquidiócesis. ¿Tienes alguna pregunta sobre la fe católica para el Obispo Schuster? Envíala por correo electrónico a [email protected].