Querida Kianna: ¿Cómo sé que Dios responde a mis oraciones?

— Persona en espera

Querida persona en espera:

He estado pensando exactamente en eso al prepararme para el siguiente gran paso en mi vida. 

Este mes, por la gracia de Dios, entraré a la Iglesia para casarme con un hombre a quien prometeré amar y honrar por el resto de mi vida, al convertirnos en una sola persona por medio del sacramento del matrimonio. Al prepararme para este compromiso matrimonial, no puedo dejar de pensar en la oración y en el misterio del plan de Dios para nosotros. 

Cuando tenía 18 años, mi fe cobró vida cuando tomé la decisión de seguir a Cristo con todo mi corazón y luchar por vivir como su discípula. 

A medida que mi fe florecía, rondaban las siguientes preguntas en mi mente: ¿Qué me está llamando Dios a hacer con mi vida? ¿Cuál es mi vocación? ¿Cuándo me va a revelar Dios mi camino?

Durante cinco años, oré para que Dios me guiara hacia mi vocación y me costó mucho esperar. Mientras discernía, comencé a sentirme molesta con el Señor porque no estaba recibiendo la respuesta que quería. Dios me estaba invitando a confiar, pero yo deseaba resultados inmediatos. 

Durante la espera, mi fe fue purificada y perfeccionada. Enfrenté algunas pruebas difíciles en la universidad y, en cierto punto, sentí que Dios me había abandonado a mi sufrimiento. En mis oraciones, recuerdo haber dicho: “Dios, todo lo que deseo es servirte, pero apenas puedo mantenerme a flote. ¿Dónde estás, Señor?”. Aunque no podía ver más allá de mi sufrimiento, Dios me estaba transformado en el proceso. 

Por medio de su gracia, lentamente me sacó del pozo y sentí que las heridas de Cristo resucitado se conectaron con las mías. Fue entonces que regresó la pregunta: “Dios, ¿qué me estás llamando a hacer con mi vida?”. Renovada y transformada por medio de la cruz, estaba dispuesta a descubrir lo que Dios tenía planeado para mí. 

En 2021, Dios abrió mi corazón a la vocación del matrimonio cuando puso a un hombre en mi vida que cambió todo mi entendimiento sobre el amor y el compromiso. La paz y la alegría llenaron mi corazón al crecer nuestra relación, y mi amor por el Señor se hizo más profundo. Luego de un largo periodo de discernimiento, descubrí la respuesta a mi oración: estaba llamada a amar y a servir al Señor por medio del don del matrimonio. 

En los siete años desde mi oración a los 18 años, luego de atravesar muchas alegrías y pruebas, el Señor me preparó para recibir su respuesta y pronto estaré con el amor de mi vida en el altar. El plan de Dios es un camino que se revela en etapas, permitiéndonos aceptar los altibajos de la vida y confiar en que hay una mano maestra que cuidadosamente está guiándonos, incluso cuando no podemos verlo. 

Cualquiera fuera tu oración, te invito a confiar en que hay una respuesta que será revelada y ten la certeza de que Dios está obrando algo profundo en ti durante este tiempo de espera. De las palabras de San Pablo a los Romanos 8, 28: “Sabemos, además, que Dios dispone, todas las cosas para el bien de los que lo aman”.

¡Que Dios te bendiga!